De pintxos, festivales y agradables sorpresas…

Y al final fuimos, vimos y comimos, pero más importante aún es que regresamos para contarlo. No es fácil, podemos asegurar, sobrevivir a San Sebastián sin marcas de guerra porque los excesos pasan factura, de salud, económica y visual (tanto para lo bueno como para lo malo).

En esta reunión anual de “la industria”, como si de una mafia se tratase, se puede cumplir el sueño de ver muchas películas y disfrutar del cine en pantalla grande. Sobra apuntar que hay que tener un cuidado extremo con las elecciones porque, lamentablemente, ni la más fuerte de las pandillas se libra de tener al enemigo dentro.

 

Nosotros nos volvemos con la alegría de haber asistido, entre otras, a “Le Havre” de Aki Kaurismäki, una nueva entrega de este especial maestro tan querido por elviajefilms. Una historia de verdad sobre un tema real que no busca ir más allá de lo que nos cuenta, pero que es en su sencillez donde encontramos la belleza del cine que desde aquí defendemos.

 

Le Havre es un cuento con buenos y malos que, dentro de una magnífica ambientación en la línea estética con la que nos enamoró el director de “Luces al atardecer”, nos transmite ese sentimiento de lucha y unidad de las personas contra las injusticias (que tan presente tenemos en estos días que corren), sin perder el tono de tragicomedia disparatada, ya sea por sus diálogos o situaciones. La simplicidad narrativa de sus escenas, donde la acción y el gesto son el motor de la historia, junto a esa atractiva combinación de héroe-perdedor (pero con mucha dignidad), le han valido comparaciones con el mismísimo Chaplin.

Es cuando ves la sonrisa de complicidad entre las personas que abandonan la sala (casi 700 a las 2 de la madrugada, dato a tener en cuenta) sabiendo que han asistido a algo especial cuando das las gracias por que gente como Kaurismäki haga cine. Un tipo comprometido y con la rebeldía necesaria para no temer por su futuro porque al final, la sinceridad, el valor, la solidaridad…son los valores de los buenos.

 

Por supuesto que también aprovechamos para ponernos finos de pintxos y txakoli. Aparte de esta maravillosa película, recomendamos visitar el Txepetxe (anchoas con crema de centollo…mmm) en la calle Pescadería y el Borda Berri en Fermín Calbetón…no saldrán defraudados.

 

Hasta pronto.

 

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